jueves, febrero 02, 2006

ocupaciones (1)




Mirar estrellas en el cielo nocturno.
Saber reconecerlas por su nombre de pila .
No llegar a entender la larga hilera de ceros
que son su lejanía.
Dibujarlas en mapas celestes y enormes planisferios.
Comprender que les somos del todo indiferentes.

Imagen : Magritte

5 comentarios:

Lila Magritte dijo...

Maravilloso.

Quiltro dijo...

Me tropecé con tu blog y quedé en blanco. Me gusta lo que haces con las palabras. Las tratas con tanto amor.

La ciudad por donde deambula este perro bastardo se agranda cada vez más, pero hay rincones donde no se puede evitar volver. Vagaremos seguido por aquí.

un tordo dijo...

tu texto me pone al borde del silencio. me tienta a saltar.
hermoso poema!!!

it dijo...

Había una canción que cantábamos de niños... decía: "A cantar a una niña, yo le enseñaba, y un beso en cada nota, siempre le daba. Aprendió tanto, aprendió, tanto... aprendió muchas cosas menos el canto, menos el canto.

A contar las estrellas, yo le enseñaba, y un beso en cada nombre, siempre le daba. Que noche aquella, que noche aquella, en que el dí mil nombres a las estrellas, a las estrellas."


Gracias por recordármela.
Hay música, en todo, pero más en las estrellas.

Un beso,

Saf ;-))

Lila Magritte dijo...

El asunto de las estrellas me atrapa. Sobre todo no distinguir cuáles están vivas, cuáles están muertas. Y sospechar también, por una extraña adicción a observar el panorama del cielo, que somos un pequeño hálito de ellas... y que sí les importamos.

Un estallido de estrellas para ti por este poema notable.

Otra cosa.
¿Qué hora es allá?