cae sin tregua
la lluvia elemental,
los pies hundidos en el barro,
la cabeza en el cielo
coronada
de recuerdos y pájaros celestes.
abiertas
la ventana y la piel ,
sangra la herida
a borbotones rojos y calientes.
desdibujadas
las manos y la cara
hasta no ser ya reconocibles.
no ves
el paisaje y sus límites,
andas perdido
en un campo de almendros florecidos.
dudas
en cada bifurcación del camino,
en cada encrucijada.
piensas entonces
en los días felices de la infancia
rectilíneos y claros
y en un sol amarillo.
extrañado
vives
en estos días
de oscuridad y niebla.