Hablábamos de rastros,
de caminos cegados y cenizas.
Sentados en el suelo volvimos
al recuerdo antiguo
de una hoguera encendida
y un cielo de verano.
Quedan ascuas , decimos ,
y aún estrellas fugaces
pero quedan también
algunas constelaciones fijas
cuyos nombres no somos capaces
de recordar ahora.
Hay amigos antiguos
a los que no reconocemos
porque nosotros o ellos
ya no somos los mismos
o porque la memoria
lo dulcifica todo.
Muchas veces
nuestras palabras suenan
demasiado repetidas
o vacías .
Sin embargo esta noche
oímos risas frente al mar
y algunas palabras luminosas
y canciones.
Hay propósitos nuevos
y promesas hermosas.
Cuando la madrugada llega ,
entre el alcohol y el frío,
se agitan los recuerdos
sobre el lecho de brasas
y un deseo irrefrenable luce
de repente en lo oscuro,
como una llamarada .