He conseguido un empleo para la mañana de los sábados .Es en una tienda de ropa, un caserón antiguo recién rehabilitado en una calle del centro . Justo a las diez llego a la puerta , desayunado ya y con el periódico del día bajo el brazo. Sin saludar a las dependientas subo hasta mi puesto en la segunda planta , la sección de ropa femenina, y me siento en el sofá que queda junto a los probadores. Debo ir con cuidado , ya me lo advirtieron, no llames por su nombre a las otras empleadas ni hagas bromas ni demuestres confianza excesiva . Debes parecer un cliente o más bien un acompañante . Leer , hacer como el que lee , y observar de vez en cuando a las mujeres que se prueban vestidos . Verlas mirarse , dudar , sonreír , soñarse en los espejos . Y , en el momento preciso ,justo cuando la duda y el vértigo las acerca al vestido más caro , tú debes asentir levemente con la cabeza , esbozar una sonrisa , una mirada cómplice.