Sombra entre las sombras,
aún no amaneció en Manhatan.
Sobre el puente de Brooklyn
hay otro río sin fin,
la larga hilera de oficinistas y hombres de negocio
con sus trajes oscuros y deportivas blancas.
Con precisión de autómatas
toman los edificios
y ,en veinte minutos más,
pondrán en marcha el mundo.
Tu estás allí
decidido ,caminas entre ellos ,
con la misma expresión y el mismo traje .
Por un brillo furtivo en la mirada
y una sonrisa casi imperceptible ,
sabré que eres tú , podré reconocerte.
5 comentarios:
el reconocer al otro en una imperceptible sonrisa, el espiar el brillo infinito de una mirada, es un acto de amor desenfadado y bello.
saludos desde muy lejos!
Siempre se sueña con encontrar al ser amado, aunque sea en las ciudades que provocan soledad de soledades.
Quizá en el metro, en el café al que entramos para escapar de la lluvia, en el parque del domingo, en la oficina de los trámites eternos, en la iglesia, o en la multitud que nos agobia cada día...
Y ese solo hecho hace que las grandes ciudades sean amadas...
Un abrazo.
Yo a ella, en cambio, la reconozco a un kilómetro por el aroma de su pelo y por el sonido de sus pasos (los quiltros no vemos nada bien).
Un abrazo
La búsqueda de la felicidad nos lleva en ocasiones por distintos tipos de puentes.
Saludos desde PR
personas anónimas que se cruzan cada día. Dicen que desde el 11-S, la gente se mira más a los ojos, ya sea por miedo a lo que ven , ya sea buscando una complicidad en los tuyos.
Me encanta la ciudad de Nueva York, aunque Brooklyn es una ciudad en si misma, como lo son Manhattan o Queens. Ya sea en cada una de sus partes o en su totalidad, Nueva York te ofrece aquello que otras ciudades no pueden, tanto en lo bueno como en lo malo. El año que viene sin falta tengo que ir de nuevo. Ya lo necesito. gracias por los recuerdos que han venido a mi mente.
Saludos
Publicar un comentario