viernes, enero 27, 2012

Eloisa







Eloisa se fue desengañada de  la pequeñez mezquina de una ciudad que se mira todo el tiempo  al ombligo . Se cansó  de las listas , de los puntos , de los que dan los puntos y de los que viven de los puntos . De la  interminable burocracia que sirve para esconder la realidad o para crear una propia y distinta que nos mantiene entretenidos y cabreados . También  se cansó de los contratos en precario, de la distribución  caprichosa  de los turnos  , de las enfermedades imaginarias   , de la queja  continua del que no ve un palmo más allá de sus propias narices y que, en realidad,  no tiene ninguna  razón para quejarse.

Hoy escribió al volver en lancha de una aldea remota en mitad de la selva . Ocho horas de viaje plagadas de zancudos . Dice que valió la pena ayudar a nacer a un negrito. A pesar del calor y del viento , a pesar de los hombres armados que le cortaron el paso .


Uno no puede dejar de leer y de sentirse pequeño

2 comentarios:

Marga dijo...

Muy pero que muy pequeño, tienes razón...

Un beso!

(Ah, y yo también los maldigo sin apenas mover los labios. A esos, los que ya están aquí, los que han vuelto)

Thérèse Bovary dijo...

Qué hace Infante que me traspasa como una flecha directa al corazón cada uno de estos párrafos?
Y esa Eloise, ya sé muy bien quién es.
Un gran abrazo mi querido Colombine desde Chile