viernes, febrero 17, 2012

nocturno (2)





una mota de polvo se agiganta
bajo el cristal de la lente.

me dijiste adiós
con la boca pequeña
y yo no me di por enterado.

sólo nos han quedado el silencio o  la música
sin más  posibilidades intermedias.

sólo amor o ceguera,
no atardeceres tibios.

hemos abdicado de interpretar los sueños,
de repasar los gestos cada día,
de leer los diarios.

¿qué habrá querido decir?
¿qué pensará de nosotros?

nada de éso nos importa

el tiempo nos consume tan deprisa
que descifrar la muerte y su estela de sombras
se ha convertido en la única tarea
de verdad importante.



2 comentarios:

arlequín dijo...

inommou tionote¿Por qué me he puesto tan triste al leerte hoy? Nuestra amable rutina pende de un hilo y el micromundo en el que nos movemos cómodamente, sin emociones ni sufrimiento extraordinarios, se encoge.Solamente cabe la desesperanza al ser consciente de que algunas personas queridas desaparecerán antes que nosotros. ES posible llevar una vida aparentemente normal y estar espiritualmente enfermo. Así me siento.

Thérèse Bovary dijo...

Verdaderamente notable el poema. Se vive al leerlo esa angustia indescifrable del paso del tiempo. Qué bicho tan fugaz y repentino.
Mil cariños
Su Dortora.