En la primera mañana
una mujer y un hombre
recorren la catedral casi vacía.
Melena rubia y canas en la frente ,
anorak celeste y cazadora oscura
El poeta los imagina
como amantes furtivos.
Hace frío y se aprietan las manos
confundiendo sus cuerpos
en el grupo de turistas curiosos.
Ella dice : "deben ser así las vidrieras de Notre-Dame".
El le susurra al oído : "te llevaré a París ".
Ella le contesta incrédula y cansada : "un día yo iré" .
3 comentarios:
Si así es, que las mujeres cansadas de esperar que se cumplan las promesas, realizan sus sueños por su cuenta.
Un abrazo
Un buen año 2012. Y un gran abrazo para ti.
Precioso!!! Ese diálogo final es asombroso.
Besos
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