Corrige versos
bajo la luz amarilla de la lámpara.
Cambia las comas de lugar ,
altera el orden repetido de las rimas ,
baraja las palabras.
Nervioso,
se aproxima y aleja
al resultado final .
Ve como pasan las horas
eternas de la noche
y derrama la tinta en el papel
Avanza hacia el desastre ,
y él lo sabe ,
asesino confeso de poemas.
Pálida llama
Hace 6 horas
5 comentarios:
Así es este trabajo, siempre se está a punto de incriminarse, en nombre de la poesía.
Abrazos inmensos para usted.
Qué largas son a veces las noches...o qué cortas.
Un abrazo
La escrituración del silencio, eso de más que nunca sobra.
Saludos...
¡Bellísimo!
Un abrazo.
Indudablemente un escenario conocido para mí.La lucha por buscar la coherencia entre lo que se siente y lo que se escribe y la lucha permanente con la feroz autocrítica.Muchos poemas mueren en el tacho de la basura.
Saludos desde Chile
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