miércoles, marzo 16, 2011

tsunami





No ha sido .
Aún no ha despertado.
Nadie llama a la meditación
todavía.

No amanece
y todo está en silencio:
el templo, las estancias,
los budas sentados ,
los monjes de túnica azafrán
y cabeza rapada.

Ni una campana
ni un gesto de dolor.

En la ciudad
hay gente que camina
sin rumbo entre las ruinas.

No saben dónde han ido a parar
una determinada esquina
o una tienda de flores.

Ni un grito
ni un gesto de dolor.

Puede ser el impacto, la imposibilidad para entender lo que sucede o el convencimiento profundo de que incluso ésto de hoy, esta terrible destrucción sin explicación ni sentido, no es más que una pura apariencia.

2 comentarios:

Lila dijo...

Impresionante. Y así es.

Un abrazo, Colombine.

Fortunata dijo...

Una pura apariencia.... Es cierto nadie ha llamado a la meditación. Como si no hiciera falta, una decosnstrucción de la realidad o como si la oración resultara insignificante para la magnitud de la catástrofe.

Un abrazo