viernes, septiembre 05, 2008

desenterrar a los muertos




Se puede recorrer esa distancia: la que separa una tarde de septiembre de una noche de julio, la que separa el canto de los pájaros de la descarga disonante y brutal de los fusiles , la distancia que media entre una conversación desapasionada y melancólica de unos gritos furiosos, de unas súplicas desgarradas , de unos lamentos . Casi al alba un pelotón de miserables estampó su odio contra un muro de cal .

Se puede recorrer esa distancia , ya lo sé, pero ¿se debe hacer?. La verdad es que yo estaba en paz, bien muerto .Acomodados ya mis huesos y mis dientes a la humedad fértil de esta tierra. Mi lugar es el recodo , esta cuneta al borde mismo del camino , junto al pinar. Me acostumbré a la compañía de otros huesos sin nombre, rostros que fueron rostros para mí sólo esa noche .Me acostumbré al silencio .No más carreras ni gritos ni disparos .Casi nadie pasa por aquí. Se apagaron las voces hace tiempo . No más banderas ni consignas ni símbolos. Nada, setenta años ya.

Pero ahora alguien pensó : llevémosle la paz a nuestros muertos. Siempre hay gente bienintencionada que pretende hacer algo para mejorar el mundo o reparar la historia . Oigo como se acercan cada día , como golpean la tierra , como escarban a mi alrededor , como pronuncian mi nombre. Voces extrañas , voces que yo no reconozco.

Y en el fondo maldigo esa inquietud de los vivos, esa manía por remover las cosas. Sus palabras me han hecho recordar aquellos dias . Pienso en las cenizas mal apagadas . Pienso en una chispa que salta . Pienso en el fuego que lo devora todo.

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