jueves, abril 10, 2008

el velorio

Atravesamos el jardín de orquídeas y el zaguán y el patio empedrado . No se oía correr el agua en las acequias y nos sorprendió la vista de ventanas cerradas con postigos y las sábanas blancas cubriendo aparadores y tresillos . Vimos reflejado el gesto serio y grave en los espejos del corredor y en el cristal de las vitrinas . En las últimas habitaciones los corrillos murmuraban despacio . Se habían agrupado por procedencia o profesión o arte . Hablaban de música o de filosofía o de deportes, según el caso. Al principio el tono de la conversación era bajo , un susurro casi . Después vinieron los recuerdos y anécdotas vividas y las palabras subieron de tono y eran interrumpidas por carcajadas sonoras . Mujeres enlutadas pasaban entre los grupos ofreciendo tazas de café negro y dulces de hojaldre y , más tarde , vasos de anís y de coñac . Se estaba bien allí. Eran tan agradables el calor y la complicidad y las risas .Poco a poco nos fuimos olvidando del objeto de nuestra visita. De la habitación cerrada al fondo del pasillo .

3 comentarios:

Fortunata dijo...

Si, así es últimamente....( los tanatorios lo hacen aun mas terrible)

Un beso

Margot dijo...

Los recuerdos y las risas borran la gravedad del gesto. Así suele suceder...

Un beso, Colombine!

Lila Magritte dijo...

Extraña y triste escena, en la antesala.

Besos.