como un disparo la palabra certera,
directa al corazón, demoledora.
una palabra basta, sólo una,
para destruir una amistad o un poema,
para malograr un amor.
una palabra inútil o a destiempo
para iniciar una guerra
o estropear una canción.
una palabra de más o inconveniente
para arruinar una conversación
o la contemplación de un paisaje.
afortunado el hombre de corazón de acero
y oídos sordos.
afortunado el taciturno,
el que sabe administrar su silencio.
1 comentario:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Esa expresión bíblica es lo primero que me ha venido a la cabeza cuando he leído el poema.
¡Qué poder la palabras de Jesucristo!, tal olvidadas, tan ignoradas hoy que sobran por muchas y malas.
Recuerdo hace unos años que los secuestradores de la mujer Anabel Segura fueron investigados cuando tras la línea telefónica, las frecuencias de la Guardia Civil extrajeron de una voz distinta a la que hablaba por teléfono la palabra BOLO. Por esa palabra, muy toledana, tiraron del hilo y cayeron.
Las palabras han de ser no sólo precisas: milimétricas. Si no que se lo pregunten a Borges.
Es en los adjetivos donde un escritor demuestra lo mucho que conoce un idioma.
Quizá el silencio sea el ruido más deseado. A mi no me gustaría ser sordo y menos tener un corazón de acero.
Por cierto, en esa foto, si la miramos a través de un espejo, quien dispara no sería zurda. Zurda, ¡qué palabra para un inglés! ¿Left?
Publicar un comentario