martes, marzo 29, 2011

insomnios





Un viejo caserón , la noche inabarcable como un pasillo largo con diez puertas cerradas. Puertas blancas dispuestas a un lado y a otro lado , no enfrentadas . Pienso ahora en la intermitencia de los gabinetes. Fotografías de París fijadas con fixo a la pared que alternan con manchas de humedad cuyo cifrado me aleja del sueño o me confunde en él, ya no lo sé . El misterio se agranda cuando miro hacia dentro . Secuencias ininterrumpidas donde siempre algún suceso acaba de ocurrir como un asesinato o un poema , indistintamente .En la huida dejas libros , cuartillas , poemas a medio armar encima de las mesas , manchas de tinta , lapiceros ya casi consumidos , papeles arrugados , colillas apuradas , vasos con un dedo de wisky , restos de rouge o de sangre , marcas de rimel en las almohadas, ropa sucia tirada por el suelo , alguna música: una vieja balada o un solo de saxo, Charlie Parker sonando por los auriculares .

miércoles, marzo 16, 2011

tsunami





No ha sido .
Aún no ha despertado.
Nadie llama a la meditación
todavía.

No amanece
y todo está en silencio:
el templo, las estancias,
los budas sentados ,
los monjes de túnica azafrán
y cabeza rapada.

Ni una campana
ni un gesto de dolor.

En la ciudad
hay gente que camina
sin rumbo entre las ruinas.

No saben dónde han ido a parar
una determinada esquina
o una tienda de flores.

Ni un grito
ni un gesto de dolor.

Puede ser el impacto, la imposibilidad para entender lo que sucede o el convencimiento profundo de que incluso ésto de hoy, esta terrible destrucción sin explicación ni sentido, no es más que una pura apariencia.

martes, marzo 01, 2011

tus cartas son un vino



Tus cartas son un vino

Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento para mi corazón.

Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el mar tu cuerpo,
amargo igual que el mar.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.

Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando papel.

Tus cartas apaciento
metido en un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.